El corazón tiene razones que la razón no entiende. Así de simple. Solo así se explica mi obsesión por este tipo, escurridizo y rebelde por naturaleza. Porque, dicta la razón, mi pasión por el surfing setentero debería verse colmada por la gracilidad de pantera de Larry Bertlemann; por la velocidad y elegancia de Terry Fitzgerald, por el nervio y la garra de Shaun Tomson. Pero no. El corazón va más a la izquierda y busca siempre el filo, lo radical, lo excéntrico. Y allí se encuentra con el Maharishi.
Autor: taodelsurfing
TRES PELÍCULAS Y UNA LOCURA
Esta ha sido una semana intensa, y entre el trabajo y el artículo que escribí para Crying Grumpies no he podido implicarme tanto como hubiera deseado en el blog. Quisiera compensarlo con esta breve entrada, en la que hablaré de cuatro historias de surf que me han llamado la atención y que pueden interesaros si no las conocéis.
Las tres primeras son películas, y están disponibles en Netflix. Nunca he estado muy en contra de descargar películas, ojo. Pero Netflix es, creo, la mejor respuesta posible (al menos en un sistema capitalista) a un modelo de negocio que se había estancado. Y el primer mes es gratis, como la primera dosis de drogaína. No lo digo porque sí.
Un solo patán, tablas múltiples
La historia de cada surfista es también la historia de sus tablas. De su relación con ellas, de lo que le han aportado y de la evolución que ha sufrido con cada una bajo sus pies. Esta es la mía.
CRÍTICA: BARBARIAN DAYS, de BILL FINNEGAN
La primera vez que supe de Bill Finnegan fue durante una lectura compulsiva de The New Yorker. El algoritmo de sugerencias de la publicación, viendo mi historial, me recomendaba unos artículos acerca del surf en San Francisco.
Feliz año nuevo!
Pues eso, que os deseo a todos lo mejor para este nuevo año. Sed tan buenos como podáis (que de malos hay muchos ya) y surfead tanto como podáis, que el mundo se acaba. A ser posible, con el estilazo de Batman y el Joker.
Esa ropa surfera tan mona (que acabará en el vertedero)
Bede Durbidge, navegando entre mierda. Foto: Zak Noyle (Surfer Mag)
En fechas como estas es habitual escuchar el mantra de que si la Navidad ha perdido su espíritu original, que si se ha convertido en puro consumismo, blablabla. Sí, ha perdido su sentido original, que era celebrar el solsticio de invierno, un fenómeno astronómico de carácter sagrado en la antigüedad, símbolo de renacimiento (tras la metafórica muerte del Sol en el solsticio de verano) con la familia y allegados.
LA NOCHE DEL CAZADOR
«Uno no va a cazar elefantes con un rifle de aire comprimido. Si vas a cazar olas grandes, lleva un arma grande.»
Buzzy Trent
En una noche de esas maravillosas, de furgonetas, guitarras y cansancio tras horas en el agua, nos habíamos reunido un grupo bastante diverso de surfistas. Había italianos, españoles, alemanes e incluso australianos y la cerveza, en lata y botella, circulaba con tanta fluidez como las anécdotas. Conforme nos íbamos poniendo tiernos empezamos a desbarrar sobre la naturaleza íntima del surfing. No acerca del surfing como mundo, como estilo de vida o nada eso, sino directamente sobre el arte y técnica de surfear.
LA BÚSQUEDA
Bob Simmons en Malibú, años 1940
Uno de los diálogos más habituales (y aberrantes) que conozco se suele dar cuando afirmo:
-El surf no es un deporte.
En ese caso, casi por reflejo, sé que mi interlocutor responderá:
– ¿Y qué es? ¿Un estilo de vida?
Y no. A ver cómo puedo explicarlo.
Por qué esto
Me llamo Joan, soy traductor y surfeo. Quiero decir que surfear forma parte importante de quien soy. Hasta cierto punto, surfear me ha hecho ser quien soy.
Yo antes era diferente.
BIENVENIDA
(De decálogos profundos y demás bobochorreces)
1- Nunca daré la espalda al mar: pasión.
2- Remaré rodeando la zona de impacto: nada de atajos.
3- Me dedicaré en cuerpo y alma a cada take-off: coraje, centrarse y ser decidido.
4- Nunca lucharé contra una corriente: los peligros del orgullo y el egoísmo.
5- Siempre regresaré al line-up: perseverancia ante los desafíos.
6- Cuidaré de otros surfistas tras una serie grande: responsabilidad.
7- Sabré que siempre hay otra ola: optimismo.
8- Regresaré a la orilla surfando, no remando: autoestima.
9- Pasaré mi pasión a un no-surfista: compartir conocimiento; devolver lo que se nos da.
10- Surfearé una ola todos los días, aunque sea en mi mente: imaginación.
11- Reconoceré que todos los surfistas estamos unidos por un solo océano: empatía.
12- Honraré el deporte de reyes: honor e integridad
Shaun Tomson
Un decálogo del surfista es algo que, en mayor o menor medida, todos los que surfeamos hemos intentado resumir en algún momento. Más allá del clásico (aunque nunca suficientemente recordado) decálogo de normas del surfing, nuestra actividad da mucho juego para intentos de filosofía pseudo-profunda al más puro estilo Paulo Coelho. Algunos tienen más gracia y otros menos.