Yo ya me estaba desesperando. Veréis, la semana pasada no hubo post porque hubo olas. Vale, sí. Pero también porque no tenía ideas. Tengo un post a medio fabricar acerca de mitos y realidades de las singlefin, pero cuando me iba a poner en harina, el amigo Alec me hizo probar su Wombat y decidí que tenía que incluir eso también en el post, y para eso necesito darle caña un par de veces más en condiciones. Tengo otro post a medio escribir, acerca del valor del juego como derecho humano universal, pero nunca encuentro el momento de ponerme a releer a Graeber para articularlo bien. Soy un vago. Pero entonces llegó el 8-M y se me encendió la bombilla: hay que ser muy gilipollas para no hablar de esto, ahora. Y mañana. Y pasado.