MAHARISHI

El corazón tiene razones que la razón no entiende. Así de simple. Solo así se explica mi obsesión por este tipo, escurridizo y rebelde por naturaleza. Porque, dicta la razón, mi pasión por el surfing setentero debería verse colmada por la gracilidad de pantera de Larry Bertlemann; por la velocidad y elegancia de Terry Fitzgerald, por el nervio y la garra de Shaun Tomson. Pero no. El corazón va más a la izquierda y busca siempre el filo, lo radical, lo excéntrico. Y allí se encuentra con el Maharishi.