En la última entrada hice un repaso breve de los mitos en torno a las tablas singlefin y de las realidades que yo había vivido surfeándolas. Esta segunda parte del post es un poquillo más técnica, pero es un batiburrillo de las cosillas que he ido aprendiendo estos años. Todo lo que viene a continuación hay que pasarlo por varios filtros: ni conozco todos los tipos de singlefin que hay, ni soy tan buen surfer como para poner la mano en el fuego al 100% sobre todo: son solo mis sensaciones y lo que he podido observar. Que eso lo hago mucho: mirar cómo surfean los demás. Un buen modo de aprender.
Larry Bertlemann explicando teoría y praxis singlefin
1- Quillas: posición y tamaño
Con respecto a las quillas, el tamaño importa. Y mucho. Ya he hablado con bastantes surfistas de singlefin que se quejan de que “sus tablas no responden” o de que “casi no giran”. La mayoría de las veces, se debe a que llevan quillas excesivamente grandes y totalmente atrasadas.
No sé si hay alguna ley matemática al respecto. En mi caso, mis dos tablas (una 6,8 y una 6,5) llevan quillas de 7 pulgadas. Una vez probé, en la tabla más grande, una quilla de 8. Incluso totalmente adelantada, era un desastre. La tabla iba hacia donde la enfilabas en el take-off, y moverla de ahí era una tarea casi imposible. Como norma general, me he dado cuenta de que a quilla más pequeña, mejores giros. Supongo que una tabla más larga (pongamos, una 7,6) requerirá una quilla más grande… aunque yo no pasaría, en ese caso, de una 7,5.
Quilla extraordinariamente adelantada: esto tiene que ser muy difícil de surfear.
La posición de la quilla es el otro gran secreto de las tablas cortas singlefin. Cuanto más atrasada esté, más estable será la tabla, y más le costará girar. A la inversa, cuanto más adelantada, mejores serán los giros, pero la tabla será más nerviosa. Yo las uso totalmente adelantadas. Eso obliga a adoptar una figura muy baja sobre la tabla, con las piernas separadas y muy flexionadas.
(He llegado a oír, incluso en boca de dependientes de surfshops, que la quilla adelantada hace “más rápida” la tabla. No es así. La velocidad viene definida, sobre todo, por el rocker.)
Con respecto al flex de la quilla, supongo que es importante en olas grandes. En el Mediterráneo apenas he hallado diferencia entre la quilla de mi 6,5 (una FCS Fluid Foils de fibra) y la de mi 6,8 (una FCS acrílica).
La imagen de perfil muestra el volumen adelantado en las retro singlefin. Foto: Emery Surfboards
2- Volumen y “tiempo de despegue”
La primera gran diferencia que noté entre las thrusters cortas de las que provenía y las retro singlefin fue la diferencia en “tiempo de despegue”: era como si tuviese más del doble de tiempo para hacer el take off que con las trifin de siempre. Creía que esto se debía al volumen adelantado típico de estas tablas, pero hace poco un amigo me dejó probar su Wombat (una 7,0, creo) en configuración singlefin y noté que el tiempo de take off volvía a multiplicarse. Ahora no estoy muy seguro, pero creo que tiene que ver con el volumen en general de la tabla. En cualquier caso, las retro singlefin ofrecen más tiempo para coger la ola y ponerse en pie que las trifin modernas, por norma general.
Definición perfecta de cantos 60/40. Foto: Swaylocks
3- Cantos y pared
Lo que dicta cómo surfear una tabla singlefin es, sobre todo, el perfil de sus cantos. Mi primera experiencia con una singlefin fueron algunas olitas que pillé con una egg de mi amigo Óscar. Los cantos eran 50-50, redondeados, y la tabla, ya desde el take-off, resbalaba pared abajo hasta llegar a la transición, donde, con la velocidad que llevaba, entraba en acción la quilla cutaway y enfilabas la pared. A él le gustaba así.
Quilla cutaway, para maximizar giro. Necesito una de estas.
Mis dos tablas retro, por el contrario, tienen cantos 60-40 muy afilados en el último tercio, por lo que se agarran como una lapa a la pared de la ola. En ausencia de quillas laterales, es clavando este canto y obligándolo a salir de la pared como “esquías” la ola. Con la Wombat de mi amigo (cantos 50-50) volví a tener la misma sensación de resbalar pared abajo, aunque pude forzar un poco el giro antes de llegar a la transición y enfilar su quilla 7,5 hacia la pared.
Buttons Kaluhiokalani, el rey de las tablas con wings.
4- Tails y giros
En toda tabla, la forma del tail determina en gran medida cómo se comportará en el giro. Una pintail o round pintail, en la que el flujo de agua en los cantos no se ve interrumpido, clavará la tabla a la pared y le dará estabilidad. Una swallowtail, en general, actuará por el lado de la pared como un punto de pivote para girar, que es la razón por la que las retro fish, por norma general, acaban en swallowtail. Los wings o recortes sirven para interrumpir el flujo del agua sobre el canto y crear una zona de giro adelantada.
Todo esto, que se cumple con bastante regularidad en todas las tablas, se exagera un 100% con una sola quilla. Se nota de inmediato. En cierto modo, es como si, al quitarle quillas, se depurasen las sensaciones. Perdón por no saber expresarlo mejor. Only a surfer knows the feeling, y todo eso.
Stephanie Gilmore: estilo, clase y postura adelantada en una single con canales.
5- Reparto de volúmenes y postura
Partiendo de la base de que la mayoría de retro singlefins posee un rocker bastante plano (en comparación con las tablas modernas) y una zona de máximo volumen adelantada (aquí habría que excluir las McCoy que surfeaba Cheyne Horan en los 80) se comprende que, si eres un surfista de pie delantero, te resulten tablas muy cómodas. Si, por el contrario, prefieres dominar la tabla desde el pie trasero, las thruster y quad modernas serán lo que más cómodo te resulte.
La Lazor Zap de McCoy, una rareza fuera del tiempo y del espacio.
En cualquier caso, y esto se puede ver en cualquier filmación de surfing setentero o retro, este tipo de tablas se surfean adelantado (la imagen típica es la de Gerry Lopez) o con las piernas muy separadas, a lo Shaun Tomson. Por añadidura, una postura más bien baja ofrece muchas ventajas. Nunca olvidaré un surfista veterano que literalmente “volaba” sobre el labio un día de buenas olas en Bakio. Tenía una postura perfecta: piernas abiertas, espalda recta y muy flexionado. Verlo surfear era una gozada.
Terry Fitzgerald, el «sultán de la velocidad».
6- Velocidad
La única velocidad que obtendrás en una singlefin es la que te dé la ola. Al carecer de foil (y, por tanto sustentación), en los giros perderás velocidad, al contrario que en las thruster. Tampoco podrás ganar velocidad “bombeando”, es decir, forzando agua entre las tres quillas para generar esa sustentación en plano. De modo que te verás obligado a buscar constantemente el labio para usar esa energía para descender, o equilibrar fuerzas en el bolsillo de la ola.
La otra gran diferencia con las thruster es el modo en que la singlefin se dispara en el takeoff y en línea recta. Esto se debe a que carece de las dos quillas laterales, que dan velocidad en giro pero “frenan” en rectas. Por eso el bottom turn es un poco más difícil, y hay que exagerarlo con los cantos, o, por el contrario, enfilar la tabla cruzada ya desde el take-off.
Chayne Horan sobre la Lazor Zap, petándolo mucho en los 80.
Bueno, de momento esto es todo. Seguiré probando y aprendiendo, evidentemente, y probablemente descubra que algo de lo aquí escrito es erróneo o incompleto. Pero si esto le sirve de algo a alguien, surfee lo que surfee, me alegrará saberlo. Y si alguien quiere colaborar, criticar, hacer enmiendas o invitarme a algo (cualquier cosa, desde una paella a una cerveza, vale) pues mejor.
¡Buenas olas y a divertirse!