Una entradita más de esta serie dedicada al arte de (intentar) surfear con tablas clásicas con una sola quilla. Se viene una cuarta (y posiblemente última) entrada, que dedicaré básicamente a desglosar los distintos tipos de retro singlefins que hay, con el objetivo de orientar hacia la compra y surfing de cada uno de ellos.
Servidor yéndose de izquierdas con una ola chiquita pero matona en mi spot habitual. Esta foto y la anterior, © Rafa Benjie Olivé.
1.- Tails, volúmenes y olas pequeñas
En los últimos meses he podido comprobar que una de mis nociones básicas a la hora de escoger tabla para la sesión era totalmente errónea. Es más: llevaba años escogiendo mal la tabla. Esto me ha perjudicado notablemente, pero a agua derramada… pues eso.
Como ya he dicho otras veces, tengo dos tablas: una 6,8 round pintail, con un grosor máximo de 2’ ¾ , y una 6,4 stinger con un grosor máximo de 3’. Basándome en el volumen total, la stinger tiene más litros y el mismo rocker, por lo que supuse que era la tabla ideal para ola pequeña, y dejé la round pintail para días tochos.
Craso error.
Como me señaló un surfista anónimo (de momento; he de agradecérselo con una cerveza) en el aparcamiento, la cola de la stinger, mucho más estrecha y con un quiebro en el outline, tiende a hundirse en olas con poco empuje. Comparada con esto, la round pintail de la otra tabla ofrece mucha más flotabilidad. La 6,8, en resumen, lo pilla todo entre medio metro y tres cuerpos (posiblemente más).
Más imágenes de la misma sesión con la Stinger. © Rafa Benjie Olivé.
La que yo usaba como tabla de días pequeños es, en realidad, para días grandes y con buena pared; la round pintail, en cambio, es una tabla de diario. La lección es la siguiente:
En olas de poca potencia, el volumen en litros de una tabla es secundario en relación al outline y al rocker, que son mucho más decisivos. Lo cual, a su vez, explica por qué en ola pequeña las alaia son tablas tan, pero tan buenas.
Mira bien el tercio final (un round pintail) de mi otra tabla: menos volumen, pero más flotación gracias al outline.
2.- …pero no del todo.
En realidad, aunque lo que acabo de escribir aquí arriba es cierto, grosso modo, hay modos de pillar olitas pequeñas con tailes muy estrechos. Tan solo hay que ser mucho más técnicos.
Cuando mi amiga Cris me dejó probar su tabla corta, una twin fin clásica, apenas tenía parafina puesta. La tabla resbalaba como un parquet recién encerado. Sin embargo, al cabo de dos o tres intentos fui capaz de pillar una olita, y luego otra, y otra. La cuestión era que había que hacer el takeoff de un modo mucho más delicado, en lugar de a lo bruto, como suele ser mi estilo.
La classic fish de Cris. Perdóneme, señor Aipa, porque he sido infiel a las Singlefin: las twin fin son divertidísimas.
En mi última sesión, con apenas medio metro de mar de fondo, he podido hacer lo mismo con la stinger: take offs mucho más técnicos, sobre el sweet spot, y hala, a surfear. Así que sí, el tail importa mucho, pero un take off de calidad importa más.
La 8’0 de Rebeca (aquí sin la quilla de 8 pulgadas). Un bellezón clásico de líneas depuradas y muy nobles.
3.- Pies de foam, pulgadas de quilla
Hace unas semanas pude surfear 3 o 4 olitas con una single fin 8 pies de una amiga. Una tabla que va fina, fina, noble en la pared de la ola, y sobre todo (esto es lo que más me sorprendió) con muy buen giro.
Me sorprendió porque son ocho pies, que la sitúan en la borrosa frontera entre tamaño medio y tabla larga, y porque llevaba una quilla de 8 pies, eso sí, adelantada. Creo que ya se puede establecer una correspondencia directa entre pies de poliuretano y pulgadas de quilla. Como mínimo, parece un punto de partida seguro:
En singlefins cortas y medias, tantas pulgadas de quilla como pies de foam.
Nueva quilla de 6,5 pulgadas para mi Stinger 6,4. La mejor decisión que podía haber tomado.
Esto lo he podido corroborar al instalar una quilla de 6,5 pulgadas en mi stinger 6,4. Incluso poniéndola un pelín atrasada (para que no coincida con la salida del cajetín) la tabla va ahora muchísimo más suelta y rápida. Es como si se tratase de una tabla nueva, mucho más viva y divertida; sube al labio y gira mucho más rápido; me recuerda un poco mi mejor tabla de skate.
3.- Más singlefins
Hace un par de días yo salía de mi spot con una buena sesión en el bolsillo y entraban dos surfistas, uno de ellos con una hermosa retro singlefin bajo el brazo. Quiero pensar que algo haya tenido que ver este blog en popularizar un poco este tipo de tablas. Al fin y al cabo, las entradas 1 y 2 de Singlefineando son las que más visitas han obtenido a largo plazo, superando hitos del momento.
Sin embargo, muy probablemente la explicación sea más fácil: son tablas muy agradecidas en este Mare Nostrum. En mi última sesión un colega me pidió probar la 6,8 y volvió al pico hablando maravillas.
Con Cheesecake en una sesioncita divertida muy al norte de Barcelona. Foto: Yolanda Fullá.
Es el poder del Lado Oscuro. Una vez que lo pruebas, el surf moderno empieza a deslucir un poco. Animaos a venir al reverso tenebroso de la Fuerza. Tenemos tablas más chulas y, como mínimo, Darth Maul mola más que el sosainas de Obi-Wan Kenobi.