Bede Durbidge, navegando entre mierda. Foto: Zak Noyle (Surfer Mag)
En fechas como estas es habitual escuchar el mantra de que si la Navidad ha perdido su espíritu original, que si se ha convertido en puro consumismo, blablabla. Sí, ha perdido su sentido original, que era celebrar el solsticio de invierno, un fenómeno astronómico de carácter sagrado en la antigüedad, símbolo de renacimiento (tras la metafórica muerte del Sol en el solsticio de verano) con la familia y allegados.