Ah, aquí estáis. Creo que os debo una disculpa. Una grande: os he abandonado. Este blog ha permanecido inactivo durante casi un año; no hay más excusas para ello que las habituales: que si trabajo, que si ocupaciones, que si la vida. Tonterías. La verdad es que no lo he actualizado porque mi particular relación con la escritura pasaba por horas bajas.